Encuesta revela que el trabajo es el lugar donde las personas se sienten más maltratadas
Medición surgió tras el estallido social de octubre de 2019 con el propósito de medir la percepción de las personas en once dimensiones que influyen en su calidad de vida, como ingresos, empleo, vivienda, relaciones sociales y balance del uso del tiempo, entre otras.
- T+
- T-
Esta mañana, el gobierno entregó los resultados de la primera versión de la Encuesta de Bienestar Social, que surgió después del estallido social de octubre de 2019. Entre sus principales conclusiones, la medición arrojó que hay una tensión entre la flexibilidad en el uso del tiempo y el espacio laboral, así como brechas en el ámbito de la cohesión social.
A tres días de cumplirse un nuevo aniversario del 18 de octubre, el Ministerio de Desarrollo Social dio a conocer las principales conclusiones de esta medición que recogió la percepción de las personas mayores de 18 años sobre once dimensiones que influyen en su calidad de vida, como ingresos, empleo, vivienda, relaciones sociales y balance del uso del tiempo, entre otras.
La consulta realizada vía telefónica entre el 5 de abril y el 30 de mayo -sobre una submuestra de los hogares que participaron en la Casen 2020- evidencia en el ítem de cohesión social que una de cada cuatro personas en el país declara haber sido maltratada.
También te puede interesar: Teletrabajo: crece modalidad híbrida y se reduce temor a denunciar irregularidades
Respecto al lugar en donde principalmente ocurren las situaciones de maltrato, se identifica al espacio en que trabajan (37,7%), la calle (23,3%) y al interior de las familias (21,1%).
Asimismo, el 54,8% de la población asevera que se relaciona con personas del mismo nivel educacional, en donde en el decil 10 (el segmento de mayores ingresos de la población) lo afirma en un 71,3%.
“Desde el Estado, la sociedad civil, academia, sector privado y cada uno desde su rol como ciudadanos debemos ser interpelados por estos resultados”, señala la subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia, constatando que los datos muestran desigualdades socioeconómicas en la distribución de todas las oportunidades.
En cuanto al balance en el uso del tiempo, el 28% de los trabajadores menciona que tuvo o tiene un empleo que no les permite compatibilizar su vida familiar y/o social.
En tanto, el 40,2% reconoció que sufre del fenómeno de “doble presencia”, es decir, piensa mucho o bastante en tareas domésticas y/o familiares mientras trabaja de manera remunerada. Esta situación se presenta en 50,4% cuando son las mujeres y en un tercio de los hombres.
Un 29,4% de los trabajadores aseguró que no goza de flexibilidad laboral, 68,4% no puede realizar teletrabajo y 45,2% de los ocupados no puede ausentarse para estudiar.
También te puede interesar: Resiliencia, creatividad y adaptación al cambio: las nuevas habilidades que las empresas buscan en los trabajadores
Llegar a fin de mes
En relación con la inseguridad económica que percibe la ciudadanía, el 73,9% de las personas dice que “tienen vulnerabilidad” para cubrir sus necesidades básicas frente a la pérdida de ingresos de alguno de los miembros de su hogar.
El 51,4% se siente desprotegido financieramente en el caso de problemas graves de salud y el 18,5% de la población enfrenta la incapacidad de financiar las necesidades básicas sin recurrir al uso de créditos o préstamos.
En específico, respecto a la relación que existe entre la educación y las oportunidades laborales, el 33,4% de la población cree que su educación no les ha dado la oportunidad de aumentar sus ingresos, ni tampoco de ascender en el trabajo. Entre quienes tienen discapacidad esta proporción es de 45,2%, mientras que para los que están calificados en el primer decil de ingresos (es decir, de menores recursos) llega a 41,1%.